Así empieza uno de los artículos, quizás más importantes para las etnias que hacen parte de nuestra amada patria. Patria a la cual tal ves le debamos las normas mas justas para los pueblos indígenas, raisales, afro-descendientes y muchos más. Que ven como el tiempo y la desolación ha sucumbido ante la incredulidad de las políticas sociales y los derechos humanos, que cada día se oponen y se alejan de la realidad del país.
En Colombia existen más de 28 clases de grupos indígenas, y una gran variedad de etnias culturales que han sido diezmadas y marginadas a través de los diferentes procesos históricos, desde la conquista, hasta la colonización por parte de extranjeros y nacionales que han propiciado la aniquilación de algunos pueblos en el territorio patrio.
En 1991, con la realización por parte del estado del artículo 7, se pensó en la defensa de las comunidades étnicas colombianas, con el fin de velar por sus intereses y propiciar de esta manera un adecuado bienestar. En el mismo momento que se trato de aplicar fue letra muerta, el mismo gobierno durante 14 años, nunca tuvo una intención firme de protección hacia estas comunidades. La intromisión de los terratenientes, el narcotráfico y la maximización del conflicto interno del país propicio, una verdadera crisis humanitaria.
En las metrópolis Colombianas se vive otro proceso, son discriminados por sus rasgos físicos y por su color, limitando así sus capacidades laborales y expectativas de vida. No era para menos, las estadísticas indican seriamente que dentro de las participaciones democráticas, estas comunidades poco o nada tienen que aportar, lo paradójicamente del asunto es que en el país de la moda Europea y de la democracia pro-americanista hay tiempo para ingenios tan bellos y románticos como la normatividad de los artículos de la constitución.
No es que piense que los artículos de las constitución y mas aun que el séptimo de los derechos fundamentales este mal redactado, por el contrario creo en el, pero la justicia el derecho y mas aun el pueblo, pareciesen que cada uno anduviera perdido en un laberinto tan grande y complejo que seria difícil encontrarles.
Las normas deben ser cumplidas, pero para que ello tenga su efecto tenemos que revisar que ha cambiado en el foco político colombiano. Los pueblos étnicos no son el campo de guerra de los grupos al margen de la ley, son toda una estructura que nos identifica a nivel internacional y nos da representatividad, es eso que nos hace ser tan colombianos. El estado ha fallado por múltiple ocasión, y seguirá así pues su política no esta en la misma frecuencia de las comunidades étnicas, la pobreza, la violencia y el ultraje de sus territorios son su condena; y el plan Colombia de la mano de la seguridad democrática augura un horizonte negro para quienes lo integran.
1 comentarios:
Buen comienzo
Publicar un comentario