Mr Danger
Quizá lo peor de tener a un presidente que nadie eligió es que, cuando se avecina una crisis nacional, debemos preguntarnos a qué intereses sirve. Dado que no gobierna por voluntad del pueblo sino por robo electoral, ¿no resulta más seguro suponer que el pueblo no se halla entre las prioridades del presidente George W. Bush? A las 8.45 de la mañana del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos sufrió el peor ataque de su historia en su propio suelo por parte de enemigos extranjeros. Visto que los detalles de lo que sucedió ya son tan conocidos como los del 7 de diciembre de 1941 y los del 1 de septiembre de 1939, no me voy a extender sobre el número de aviones utilizados, la cantidad de víctimas mortales o las múltiples llamadas telefónicas de adiós por parte de seres queridos que viajaban en los aviones que los terroristas suicidas estrellaron en el World Trade Center y en el Pentágono.
Quizá lo peor de tener a un presidente que nadie eligió es que, cuando se avecina una crisis nacional, debemos preguntarnos a qué intereses sirve. Dado que no gobierna por voluntad del pueblo sino por robo electoral, ¿no resulta más seguro suponer que el pueblo no se halla entre las prioridades del presidente George W. Bush? A las 8.45 de la mañana del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos sufrió el peor ataque de su historia en su propio suelo por parte de enemigos extranjeros. Visto que los detalles de lo que sucedió ya son tan conocidos como los del 7 de diciembre de 1941 y los del 1 de septiembre de 1939, no me voy a extender sobre el número de aviones utilizados, la cantidad de víctimas mortales o las múltiples llamadas telefónicas de adiós por parte de seres queridos que viajaban en los aviones que los terroristas suicidas estrellaron en el World Trade Center y en el Pentágono.
Lo que sí desearía hacer, ahora que me acerco al final de este libro, es formular una serie de puntillosas preguntas a nuestro Comandante en Jefe, quien, por haber sido designado por los amigos de papá en el Tribunal Supremo, piensa que no tiene que responder a nada. Aquel día murieron 3.000 personas y hay algo en dicha tragedia que a mí y a un montón de gente más no nos acaba de cuadrar. Así que, señor Bush, ¿podría aclararme estas cuestiones?: 1. ¿Es verdad que la familia Bin Laden ha estado suministrando fondos a la familia Bush durante más de 20 años? Según el New York Times, su primera empresa petrolera (Arbusto, fundada en 1979) fue parcialmente financiada por los Bin Laden. El clan saudí invirtió en el Grupo Carlyle, la empresa de George padre que tiene vínculos muy importantes con la industria de defensa de Estados Unidos. Creo que una coincidencia tan extraordinaria merece una explicación.
2. Usted dice que Osama bin Laden fue el cerebro de los atentados del 11 de septiembre. Sin embargo, hay noticias de que, por entonces, este maleante estaba en tratamiento de diálisis a causa de una insuficiencia renal. ¿Nos está usted diciendo que un hombre conectado a una máquina de diálisis en una cueva de Afganistán supervisó toda la operación?
3. En 1997, cuando usted era gobernador del Estado, la BBC emitió un reportaje sobre los líderes talibanes de Afganistán que volaron a Houston, Texas, para reunirse con ejecutivos de la petrolera Unocal con el fin de discutir la construcción de un gasoducto en Afganistán. Uno de los informes de viabilidad del proyecto fue encargado a Enron, la compañía que más dinero donó a sus campañas para gobernador y presidente. Halliburton fue una de las empresas designadas para construirlo. Por entonces, el presidente de la empresa era Dick Cheney, actual vicepresidente de Estados Unidos. ¿Por qué acogió el Estado de Texas a estos representantes de un gobierno terrorista? ¿Qué pasó con el acuerdo para construir el gasoducto?
4. Según el Times de Londres, en los días y semanas que siguieron al 11 de septiembre, usted permitió que un avión privado saudí sobrevolara Estados Unidos para recoger y sacar del país a una docena de miembros de la familia Bin Laden. No se llevaron a cabo interrogatorios policiales ni del FBI, como tampoco se convocó a un gran jurado para determinar si estos parientes pudieran poseer información valiosa. Por el contrario, mientras el resto del país tenía que quedarse en tierra y el caos se apoderaba de la nación, usted encontró tiempo para asegurarse de que los Bin Laden estuvieran a salvo. ¿Nos puede explicar a qué viene esa premura? ¿Por qué recibieron los saudís y los Bin Laden este trato de favor?
5. Al menos 15 de los 19 secuestradores procedían de Arabia Saudí.Pero usted bombardeó Afganistán. ¿Fue un error de puntería? ¿O resultaba algo aventurado ir a por un país que suministra el 25% de nuestra gasolina y que alberga a tantos socios de papá? Sólo trato de conocer el verdadero valor de las 3.000 vidas perdidas.¿A cuántos metros cúbicos de gas natural equivalen? 6. Tan pronto como acabó su campaña para tomar el control de Afganistán, usted instaló a un antiguo asesor de una petrolera como jefe del gobierno interino.
Luego, colocó a un ex consejero de Unocal como nuevo embajador en el país y, al cabo de pocos meses, se firmó el acuerdo para construir el gasoducto antes mencionado. Ahora que ya tiene lo que quería, ¿pueden regresar las tropas? Hay que formular estas preguntas a George W. Bush, pero, ¿quién lo hará? ¿Quién exigirá las respuestas? ¿La prensa perezosa y complaciente que pertenece a unos pocos millonarios que contribuyeron a la campaña de Bush? ¿O el supuesto partido de la oposición, que pasa el rato tratando de emular a los republicanos y que está financiado por los mismos millonarios? ¿Qué esperanza puede haber para nosotros si no somos capaces de formular estas preguntas elementales? Con el fin de disimular el olor a gato encerrado, la Administración Bush se ha servido alegremente de los ataques del 11 de septiembre como pretexto para empezar a trocear nuestra constitución y eliminar nuestras libertades civiles.
No hay mejor momento para hacerlo: el pueblo vive bajo un estado de terror y nadie está seguro de dónde vendrá el próximo ataque. [...] George Orwell acertó con 1984. Casi todos recordamos al Gran Hermano, pero hoy día resulta mucho más relevante la coincidencia de que el líder se vea obligado a costear una guerra permanente.Necesita que los ciudadanos vivan en estado de constante temor hacia el enemigo con el fin de que le concedan todo el poder que desea: como la gente quiere sobrevivir, renuncia de buena gana a sus libertades.
Naturalmente, el único modo de conseguir esto es convenciendo al pueblo de que el enemigo está en todas partes y de que su amenaza es inminente. Funcionó en la novela y funciona hoy. Lo único que detendrá esta dinámica es el rechazo tajante a las mentiras que nos cuentan.No es momento de abandonar. No debemos olvidar que somos más que ellos. Siempre hemos tenido el poder y así seguirá siendo, pero hay que echar mano de él sin temor. BUSH, ERES UN INCULTO [...] Me gustaría formularte tres espinosas preguntas, y desearía que respondieses con franqueza. George, ¿eres capaz de leer y escribir como un adulto? A mí y a muchos otros nos parece que el tuyo es, tristemente, un caso de analfabetismo funcional.
No es nada de lo que debas avergonzarte, pues estás bien acompañado (no hay más que contar las erratas de este libro). Millones de americanos tienen un nivel de alfabetización de cuarto de primaria.No es de extrañar que dijeses aquello de «que ningún niño se quede atrás»; ya sabías de qué iba. Pero déjame preguntarte esto: si te cuesta entender los complejos informes que recibes en calidad de líder del mundo cuasilibre, ¿cómo podemos llegar a confiarte nuestros secretos militares? Todos los indicios de analfabetismo son evidentes, y nadie te ha desautorizado por ello.
Nos ofreciste la primera prueba cuando se te preguntó por tu libro de la infancia preferido. La oruga hambrienta, respondiste. Desgraciadamente, ese libro no se publicó hasta un año después de que te licenciaras.[...] Durante la campaña, cuando te pidieron que nombraras los libros que estabas leyendo en aquel momento, respondiste valerosamente, pero ante las preguntas sobre sus contenidos no supiste qué decir.No me sorprende que tus asesores te prohibieran participar en nuevas ruedas de prensa a dos meses del final de campaña. Tenían miedo de las preguntas..., pero les acojonaban tus respuestas. Una cosa está clara: tu sintaxis es abstrusa hasta el punto de hacer incomprensible el discurso.
Al principio, el modo en que mutilabas palabras y frases resultaba simpático, casi encantador.Sin embargo, ha cobrado tintes alarmantes con el tiempo. Así, un buen día, en una entrevista te cargaste décadas de política exterior americana en Taiwan al decir que estábamos dispuestos a hacer «lo que fuera» para defender la isla y sugerir incluso que quizá mandaríamos unas tropas. Por Dios, George, el mundo enteró se puso en alerta roja.[...] Tus asistentes han declarado que no lees sus informes y que les pides que lo hagan por ti.
Como primera dama, tu madre colaboró activamente con los programas de alfabetización. ¿Cabe pensar que conocía bien la dificultad de educar a un niño que no sabía leer? No lo tomes como algo personal. Quizá se trate de una discapacidad.No hay que avergonzarse por ello. Además, yo también creo que un disléxico puede ser presidente de Estados Unidos. Albert Einstein era disléxico, y también lo es el humorista de la CBS Jay Leno (caray, Leno y Einstein en una misma oración: ¿ves cómo el lenguaje puede resultar divertido?).[...] ¿ERES UN ALCOHOLICO?.
En caso afirmativo, ¿cómo afecta esa condición a tus funciones como Comandante en Jefe? Tampoco aquí pretendo señalar con el dedo, avergonzar ni faltar al respeto a nadie. El alcoholismo es un problema grave; afecta a millones de ciudadanos americanos, gente a la que conocemos y queremos. Muchas de esas personas logran superar su enfermedad y llevar vidas normales. Los alcohólicos pueden ser -y han sido- presidentes de Estados Unidos. Admiro sinceramente a cualquiera que consiga vencer una adicción de este género.
Tú has reconocido que no puedes controlar el alcohol y que no has probado una gota desde que cumpliste 40 años. Felicidades. También nos has dicho que solías «beber demasiado» y que, finalmente, te diste cuenta de que «el alcohol empezaba a mermar mis energías y podía llegar a enturbiar mi afecto por otras personas».
He aquí la definición de un alcohólico. Esto no te descalifica para ser presidente, pero requiere que respondas a algunas preguntas, especialmente después de pasar años ocultando el hecho de que en 1976 te detuvieron por conducir bebido. ¿Por qué no empleas la palabra alcohólico? Después de todo, ése es el primer paso hacia la rehabilitación. ¿Qué medidas preventivas has tomado para no descarriarte? Ser presidente de Estados Unidos es uno de los trabajos más estresantes del mundo. ¿Qué has hecho para garantizar que podrás resistir la presión y la ansiedad que conlleva ser el hombre más poderoso del mundo? ¿Cómo podemos saber que no echarás mano de la botella cuando tengas que enfrentarte a una crisis seria? [...] El día en que tu detención se hizo pública, poco antes de las elecciones, daba pena verte fanfarronear risueño mientras tratabas de achacar tu acción irresponsable al «error juvenil» de haber estado tomando unas cervezas con los amigotes.
Me entristecí al pensar en las familias del medio millón de personas que han muerto bajo las ruedas de borrachos como tú desde que viviste aquella aventurilla. Gracias a Dios que sólo seguiste bebiendo durante algunos años más después de «haber aprendido la lección». También pienso en lo mucho que habrás hecho sufrir a tu esposa, Laura. Bien sabe ella lo peligroso que puede ser ponerse al volante. A los 17 años mató a una amiga del instituto al pasarse un stop y atropellarla. Confío en que buscarás su orientación tan pronto como te sientas abrumado por el trabajo (hagas lo que hagas, no le pidas consejo a Dick Cheney: ha sido arrestado en dos ocasiones por conducir borracho). [...] ¿ERES UN DELINCUENTE? [...] George, sabemos que te han arrestado tres veces y yo no conozco a nadie, aparte de algunos amigotes pacifistas, que haya estado en comisaría en tres ocasiones.
Además de por conducir bajo los efectos del alcohol, te han detenido por robar una guirnalda navideña con otros compañeros de tu hermandad universitaria para gastar una broma. ¿De qué va todo eso? Tu tercer arresto se debió a una conducta inadecuada durante un partido de fútbol americano.Esto es lo que, de verdad, no entiendo. ¡No hay nadie que no se comporte de manera inapropiada en un partido de fútbol americano! He asistido a muchos y me han derramado encima más de una cerveza, pero hasta hoy no he visto que detengan a nadie. Para hacerse notar entre una turba de hinchas mamados, hay que aplicarse al máximo.
George, tengo una teoría sobre cómo y por qué te está sucediendo todo esto. En lugar de ganarte la presidencia, te la regalaron.Así es como has conseguido todo en la vida. Dinero y apellido te han abierto todas las puertas. Sin esfuerzo, trabajo, inteligencia ni ingenio, se te ha legado una existencia privilegiada. En seguida aprendiste que todo lo que tiene que hacer alguien como tú en Estados Unidos es presentarse. Te admitieron en un exclusivo internado de Nueva Inglaterra por el simple hecho de apellidarte Bush.
No tenías que ganarte el puesto: te lo compraron. Cuando ingresaste en Yale, aprendiste que podías pasarles la mano por la cara a estudiantes con mayores méritos que habían hincado los codos durante 10 años para que los aceptasen en esa universidad. No lo olvides: eres un Bush. Entraste en la Facultad de Empresariales de Harvard del mismo modo. Después de cuatro años erráticos en Yale, ocupaste la plaza que le pertenecía a otro. Entonces, nos quisiste hacer creer que habías hecho el servicio militar en la Guardia Nacional Aérea de Texas.
Lo que no dijiste fue que un día te escabulliste y ya no te reincorporaste a tu unidad: un año y medio de ausencia, según el Boston Globe. No cumpliste con tus obligaciones militares porque tu nombre es Bush. Tras varios años perdidos que no aparecen en tu biografía oficial, tu padre y otros miembros de la familia te regalaron un trabajo tras otro. Por más empresas que arruinabas, siempre había otra esperándote. Por fin, acabaste como socio propietario de un gran equipo de béisbol -otro obsequio- a pesar de que sólo aportaste una centésima parte del dinero. [...] En resumen: has sido un borracho, un ladrón, posiblemente un delincuente, un desertor impune y un llorica. El veredicto quizá te parezca cruel, pero es que el amor puede ser despiadado.
Y por amor de todo lo que es sagrado y decente, chico, te animo a que presentes tu dimisión inmediatamente y restituyas el buen nombre de tu familia todopoderosa. Haz que todos aquellos que aún creemos que existe una pizca de decencia en el clan, nos sintamos orgullosos al comprobar que un Bush con sentido común es mejor que un Bush común y consentido. «Estúpidos hombres blancos», del cineasta y escritor Michael Moore, sale a la venta el próximo miércoles, publicado por Ediciones B. ASI ES ESTADOS UNIDOS RACISMO ... Probablemente usted crea que los negros lo tienen mejor que antes. [...] Pues bien, según un estudio llevado a cabo por los economistas Richard Vedder, Lowell Gallaway y David C. Clingaman, los ingresos medios de un negro americano están un 61% por debajo de los de un blanco. Se trata de la misma diferencia que en 1880 ... ANALFABETISMO ... Hay 40 millones de estadounidenses con un nivel de lectura de tercero de primaria: se trata de analfabetos funcionales.¿Cómo conozco el dato? Lo leí. Y ahora lo ha leído usted. [...] También he leído que sólo el 11 % de los americanos se molesta en leer el periódico, más allá de las tiras humorísticas o de la sección de coches de segunda mano. Vivir en un país donde hay 44 millones de personas que no saben leer, y otros 200 millones que saben pero normalmente no lo hacen, resulta aterrador. [...] Por eso los extranjeros no se sorprendieron de que los americanos, que suelen regodearse en su estupidez, «eligieran» a un presidente que raramente lee nada -ni siquiera los informes que se le entregan- y piensa que Africa es un país en lugar de un continente. El líder idiota de un país idiota ... EDUCACION SIN PROFESORES ... Hay tal escasez de profesores a escala nacional que algunas ciudades se han visto obligadas a reclutarlos en el extranjero.Recientemente, Chicago contrató a varios profesores provenientes de 28 países, incluidos China, Francia y Hungría. [...] Lo más gordo es que 163 escuelas de Nueva York abrieron el curso escolar 2000-2001 sin contar con un director. Lo que oyen: escuelas sin una persona al cargo ... MACHISMO ... Más de 80 años después de que las mujeres obtuviesen el derecho a voto -y a pesar del auge del movimiento feminista-, seguimos así: Ni una sola mujer ha sido nombrada candidata por ninguno de los dos grandes partidos a la presidencia o vicepresidencia en 20 de las 21 elecciones celebradas desde 1920. Actualmente, sólo cinco estados están gobernados por mujeres. Las mujeres ocupan únicamente el 13 % de los escaños en el Congreso. Unas 496 de las 500 principales empresas americanas están gestionadas por hombres ... ARMAMENTO ... Los 250.000 millones de dólares que el Pentágono planea gastar para construir 2.800 nuevos cazas de ataque conjunto sobrarían para pagar la matrícula de todos los estudiantes universitarios del país. El incremento del presupuesto propuesto por el Pentágono para los próximos cinco años es de 1,6 billones (con be) de dólares.La cantidad calculada por la administración que haría falta para mejorar y modernizar todas las escuelas del país es de 112.000 millones ... PENA DE MUERTE ... Desde 1973, 95 presos del corredor de la muerte han sido completamente absueltos por los tribunales [...]. Un asombroso estudio reciente sobre la pena de muerte que contemplaba 4.578 casos a lo largo de un período de 23 años (1973-1995) concluía que los tribunales hallaron errores serios y subsanables en 7 de cada 10 penas capitales que fueron revisadas durante el período.En el 85 % de los estados con pena de muerte, el índice de error era del 60 % o más ...
Miedo a los blancos
Por Michael Moore No sé lo que me pasa pero cada vez que veo a un blanco caminando hacia mí, me pongo tenso. Mi corazón empieza a latir más rápido e inmediatamente empiezo a buscar una vía de escape y medios para defenderme. Me critico a mí mismo incluso por estar en esta parte de la ciudad por la noche. ¿Es que no vi esos grupos sospechosos de blancos en cada esquina, bebiendo Starbucks y vistiendo los colores de sus respectivas bandas, sea el turquesa de Gap o el burdeos de J Crew? ¡Qué idiota soy! Ahora el blanco está cada vez más cerca, más cerca y entonces, ufff, pasa de largo sin hacerme daño y respiro aliviado. La gente blanca me da un miedo que te cagas. Puede ser difícil de entender, teniendo en cuenta que soy blanco pero, claro, mi color me da cierta perspectiva. Por ejemplo, encuentro que doy bastante miedo muchas veces, así que sé de qué estoy hablando. Créeme: si te encuentras rodeado de blancos de golpe, vete con cuidado. Puede ocurrir cualquier cosa. Como blancos, se nos ha hecho creer que es seguro estar junto a otros blancos. Se nos ha enseñado desde la cuna que es la gente de otro color a la que debemos temer. ¡Son los que te cortarán el cuello! Sin embargo, cuando examino mi vida, veo emerger un patrón extraño pero inconfundible. Cualquier persona que me ha hecho daño en toda mi vida, el jefe que me despidió, el profesor que me cateó, el director de la escuela que me castigó, el chico que me dio en un ojo con una piedra, el ejecutivo que decidió no renovar TV Nation [N. Del T. programa de televisión de gran éxito que dirigía y presentaba Michael Moore], el tipo que estuvo persiguiéndome durante tres años, el contable que pagó mis impuestos dos veces, el borracho que me embistió con su coche, el ladrón que me robó la cadena de alta fidelidad, el contratista que me estafó, la novia que me dejó, la siguiente novia que me dejó aún más rápido, la persona de la oficina que me robaba cheques de mi talonario y los rellenaba con su propio nombre hasta un total de $16.000, cada uno de estos individuos era blanco. ¿Coincidencia? No lo creo. Nunca me ha atacado un negro, nunca me ha echado de mi casa un negro, nunca me ha estafado mi depósito del alquiler un casero negro, nunca he tenido un casero negro, nunca he tenido una reunión en un estudio de Hollywood con un ejecutivo negro al mando, nunca una persona negra le ha negado a mi hija poder escoger la universidad que quería, nunca me ha vomitado encima un chico negro en un concierto de Motley Crue, nunca me ha parado un policía negro, nunca un vendedor de coches negro me ha vendido un trasto, nunca he visto un vendedor de coches negro, nunca me ha negado un crédito un negro, y nunca he oído decir a un negro "Vamos a eliminar 10.000 puestos de trabajo aquí, tengan un buen día"! No creo que sea el único blanco que pueda hacer estas afirmaciones. Cada palabra dura, cada acto cruel, cada momento de dolor y sufrimiento en mi vida han tenido una cara caucasiana pegada. Así que, ummm, ¿por qué era exactamente que tenía que temer a los negros? Pego una mirada al mundo en que vivimos y, no me gusta ser un chivato, pero no son los afro-americanos los que han hecho de este planeta un lugar tan lamentable y peligroso. Recientemente un titular en la sección de Ciencia del The New York Times preguntaba ¿Quién construyó la bomba H? El artículo continuaba con la discusión de la disputa entre los hombres que proclamaban el mérito de hacer la primera bomba. Francamente, no podía importarme menos, porque ya sabía la respuesta pertinente: ¡Fue un hombre blanco! Ningún negro ha construido o usado jamás una bomba diseñada para exterminar vastas cantidades de gente inocente, sea en Oklahoma City, en Columbine o en Hiroshima. No, amigos, siempre son los blancos. Hagamos un repaso: ¿Quién nos trajo la peste negra? Un hombre blanco. ¿Quién inventó el PBC, el PVC, el PBB y tantos otros productos químicos que nos están matando? Hombres blancos. ¿Quién empezó cada guerra en la que han participado los EE.UU.? Hombres blancos. ¿Quién inventó la papeleta electoral con tarjeta perforada? Un hombre blanco [N. Del T. referencia al fraude electoral en Florida en las últimas elecciones presidenciales norteamericanas] ¿De quién fue la idea de contaminar el mundo con el motor de combustión interna? Del blanquito, ese fue. ¿El Holocausto? Ese tío sí que dio mala fama a los blancos. ¿El genocidio de los americanos nativos? El hombre blanco ¿La esclavitud? ¡Blanquitos! Las empresas estadounidenses echaron a 700.000 personas en el 2001. ¿Quién ordenó los despidos? Los directivos blancos. Mencionad cualquier problema, enfermedad, sufrimiento humano o la miseria abyecta que sufren millones y os apuesto 10 pavos a que puedo ponerle una cara blanca más rápido que vosotros podéis nombrar los miembros de 'NSync [N. Del T. grupo rapero negro]. Y sin embargo, cuando pongo las noticias cada noche, ¿qué es lo que veo una y otra vez? A negros supuestamente matando, violando, robando, acuchillando, en bandas, destrozando cosas, protagonizando disturbios, vendiendo drogas, haciendo de chulos, prostituyéndose, teniendo demasiados niños, sin padres, sin madres, sin Dios, sin dinero. "El sospechoso ha sido descrito como un hombre negro...el sospechoso ha sido descrito como un hombre negro...EL SOSPECHOSO HA SIDO DESCRITO COMO UN HOMBRE NEGRO...". No importa en qué ciudad esté, la noticia siempre es la misma, el sospechoso siempre el mismo hombre negro no identificado. Hoy estoy en Atlanta y os juro que el retrato-robot de la policía del sospechoso negro en la tele parece exactamente el mismo que vi en las noticias anoche en Denver y la noche anterior en Los Angeles. ¡En todos los retratos frunce el ceño, en todos es amenazador, en todos lleva el mismo gorro de punto! ¿Es posible que el mismo hombre negro esté cometiendo todos los crímenes de América? Creo que nos hemos acostumbrado tanto a esta imagen del hombre negro como depredador que este lavado de cerebro nos ha arruinado para siempre. En mi primera película, Roger & Me [Roger y yo], una mujer blanca que cobraba de la beneficiencia mataba a un conejo a golpes para venderlo como "carne" en vez de como animal de compañía. Me gustaría tener un penique por cada vez que alguien, en estos diez años pasados, venía y me decía lo "horripilante" que había sido ver a ese "pobre conejito" golpeado en la cabeza. La escena, me decían, les ponía físicamente malos. La Asociación de Cinema Estadounidense le dio a Roger & Me la calificación de "Para mayores de 18 años" en respuesta a la muerte de ese conejo. Me escribían profesores para decirme que tenían que editar esa parte y sacarla de la película si querían mostrarla a sus alumnos. Pero menos de dos minutos después de que la mujer del conejo realizara su hazaña, venía una escena, real, en que la policía de Flint, Michigan, mataba a un hombre negro que llevaba una capa de Superman y tenía en la mano una pistola de juguete. Nunca, ni una sola vez, me ha dicho nadie: "No puedo creer que mostraras cómo disparaban a un hombre negro en tu película! ¡Qué horrible! ¡Qué desagradable! No pude dormir durante semanas". Al fin y al cabo, sólo era un negro, no un conejito taaan bonito. El consejo de calificación no vio absolutamente nada malo en esa escena. ¿Por qué? Porque es normal, natural. Nos hemos acostumbrado tanto a ver matar a negros (en las películas y en las noticias) que lo aceptamos como procedimiento normal. ¡Ya ves! Eso es lo que hacen los negros, matar y morir. Vaya. Pásame la mantequilla. Es extraño que, a pesar del hecho que la mayoría de los crímenes los cometen los blancos, siempre asociamos caras negras a lo que pensamos como "crimen". Pregunta a cualquier blanco quién temen que pueda entrar en su casa o hacerles daño en la calle y, si son honestos, admitirán que la persona que tienen en mente no se parece mucho a ellos. El criminal imaginario en su coco se parece a Mookie o Hakim o Kareem, no al pecoso Jimmy. No importa cuántas veces sus congéneres blancos dejen claro que es el hombre blanco al que hay que temer, simplemente no acaba de penetrar en la conciencia. Cada vez que sale en la tele una noticia de otro tiroteo en una escuela, siempre es un chico blanco el que está haciendo la masacre. Cada vez que pillan a un asesino en serie, es un demente blanco. Cada vez que un terrorista pone una bomba en un edificio federal, o que un loco hace que 400 personas beban Kool-Aid [N. Del T. marca de refrescos norteamericana, que ofrece mil y un sabores diferentes], o que un letrista de los Beach Boys hace una arenga para que media docena de imberbes asesinen a "todos los cerdos" de Hollywood Hills, sabes que es un miembro de la raza blanca con sus viejos trucos. Entonces, ¿por qué no huimos corriendo despavoridos cuando vemos a un blanco que se acerca? ¿Por qué no recibimos al candidato blanco que se presenta a un puesto de trabajo con "Vaya, mmm, lo siento, no hay ningún trabajo ahora mismo."? ¿Por qué no nos preocupa que nuestras hijas se casen con blancos? ¿Y por qué el Congreso no intenta prohibir las letras peligrosas y ofensivas de Johnny Cash ("Maté a un hombre en Reno/sólo para verlo morir"), las Dixie Chicks ("Earl tenía que morir"), o Bruce Springsteen ("Maté todo lo que se cruzó en mi camino/no puedo decir que me arrepienta de lo que he hecho") ¿Por qué ese interés en las letras de los raps? ¿Por qué los medios no sacan letras tales como las siguientes, y cuentan la verdad? "Vendí botellas de pena, luego escogí los poemas y novelas" (Wu-Tang Clan), "Gente, usad vuestros cerebros para ganar" (Ice Cube), "Una madre soltera viviendo de la beneficiencia...dime cómo lo hiciste" (Tupac Shakur), "Intento cambiar mi vida, lo ves, no quiero morir siendo un pecador" (Master P). Los afro-americanos han estado en el peldaño más bajo de la escala económica desde el día en que los arrastraron aquí encadenados. Cualquier otro grupo inmigrante ha podido avanzar desde el fondo hasta niveles más altos de la sociedad. Incluso los americanos nativos, que están entre los más pobres de los pobres, tienen menos hijos viviendo en la pobreza que los afro-americanos. Probablemente pensaras que las cosas habían mejorado para los negros en este país. Al fin y al cabo, teniendo en cuenta los avances que hemos hecho en eliminar el racismo en nuestra sociedad, uno pensaría que los ciudadanos negros habrían visto aumentar su nivel de vida. Una encuesta publicada en el Washington Post en julio de 2001 mostraba que entre el 40 y el 60% de la gente blanca pensaba que la persona negra media lo tenía igual o mejor que la persona blanca media. Piénsalo mejor. Según un estudio de los economistas Richard Vedder, Lowell Gallaway y David C. Clingaman, los ingresos medios anuales de un norteamericano negro son 61% menores que los del blanco. Es la misma diferencia porcentual que en 1880. No ha cambiado absolutamente nada en más de 120 años. ¿Quieres más pruebas? Piensa en lo siguiente: - Los pacientes negros que sufren ataques al corazón tienen muchas menos posibilidades que los blancos de que les pongan un catéter cardíaco, independientemente de la raza de sus médicos. - Los blancos tienen cinco veces más posibilidades de recibir tratamiento anti-coagulante de emergencia después de sufrir un infarto - Las mujeres negras tienen cuatro veces más posibilidades de morir durante el parto que las blancas - Los niveles de desempleo negros han sido más o menos el doble que el de los blancos desde 1954. Entonces, ¿cómo hemos podido los blancos salirnos con la nuestra ? ¡La ingenuidad caucásica! Resulta que éramos muy tontos. Llevábamos el racismo abiertamente, como idiotas. Hacíamos cosas realmente obvias como poner señales en los servicios que decían SOLO BLANCOS. Hacíamos que los negros se sentaran al fondo del autocar. Les prohibíamos ir a nuestras escuelas o vivir en nuestros barrios. Tenían los peores trabajos (anunciados como SOLO NEGROS) y dejábamos claro que, si no eras blanco, te íbamos a pagar un salario menor. Bueno, esta segregación abierta, exagerada, nos metió en muchos problemas. Un grupo de abogados engreídos fue a los juzgados. Remarcaron que la decimocuarta enmienda no permitía tratar a nadie de forma diferente por su raza. Al cabo del tiempo, después de una larga procesión de fracasos judiciales, manifestaciones y disturbios, captamos el mensaje: si queréis ser racistas con éxito, mejor encontrad una forma de hacerlo con una sonrisa en la boca. Incluso nos sentimos tan magnánimos como para decir "Claro que podéis vivir en nuestros barrios, que vuestros hijos pueden ir a nuestras escuelas. ¿Por qué no, demonios? Al fin y al cabo, ya nos íbamos". Sonreímos, les dimos una palmadita en la espalda y corrimos a refugiarnos en los suburbios. En el trabajo aún tenemos los mejores trabajos, el doble de sueldo y un asiento delante del todo en el autobús hacia la felicidad y el éxito. Hemos hecho trampa en el sistema desde que nacimos, garantizando que los negros fueran a las peores escuelas, previniendo así que fueran a las mejores universidades, y preparándoles el terreno para realizarse sirviéndonos el café con leche, arreglando nuestros BMWs y recogiendo nuestra basura. Oh, sí, algunos se cuelan, pero pagan una tarifa extra por el privilegio: el médico negro que lleva un BMW es detenido continuamente por la policía; la actriz negra de Broadway no puede encontrar un taxi después de la estruendosa ovación; el analista financiero negro es el primero en ser despedido a causa de la "antigüedad". Nosotros los blancos merecemos algún tipo de premio al genio por esto. Nos enrollamos con el rollo de la inclusión, celebramos el aniversario del Doctor King, nos molestan las bromas racistas. No olvidamos nunca mencionar a "mi amigo -que es negro-...". Nos aseguramos de poner a nuestro único empleado negro bien visible en la recepción para poder decir "Lo veis, nosotros no discriminamos, contratamos a gente de color". Sí, somos una raza ingeniosa, astuta, ¡y vaya si no nos ha ido bien! Me pregunto cuánto tiempo tendremos que vivir con el legado de la esclavitud. Sí, correcto, he sacado el tema. ESCLAVITUD. Casi puedes oír los lamentos de la América blanca cuando sacas el tema de que aún sufrimos el impacto del sistema de esclavitud. Bueno, lo siento, pero las raíces de la mayoría de nuestros males sociales se pueden buscar directamente en este capítulo enfermizo de nuestra historia. Los afro-americanos nunca tuvieron la oportunidad de tener las mismas oportunidades que el resto de nosotros. Sus familias fueron destruidas con toda intención, se les extirpó su lenguaje, su cultura y su religión. Se institucionalizó su pobreza para que recogieran nuestro algodón, para que lucharan nuestras guerras, para que nuestras tiendas permanecieran abiertas toda la noche. EE.UU. tal como lo conocemos no habría llegado a ser nunca lo que es si no fuera por los millones de esclavos que la construyeron y que crearon su vibrante economía, y por los millones de sus descendientes que siguen haciendo el mismo trabajo sucio para los blancos hoy en día. No es que estemos hablando de la antigua Roma. Mi abuelo nació justo tres años después de la Guerra Civil. Sí, mi abuelo. Mi tío-abuelo nació antes de la guerra civil. Y yo sólo tengo cuarenta y pico. Claro, parece que la gente en mi familia se casa tarde, pero el hecho permanece: sólo estoy a dos generaciones de la época de la esclavitud. Eso, amigos míos, no es "hace mucho tiempo". En el vasto espacio de tiempo de la historia humana, fue ayer mismo. Hasta que nos demos cuenta de esto, y aceptemos que hoy tenemos la responsabilidad de corregir un acto inmoral que aún tiene repercusiones hoy en día, nunca eliminaremos la mancha más grande en el alma de nuestra nación.
Por Michael Moore No sé lo que me pasa pero cada vez que veo a un blanco caminando hacia mí, me pongo tenso. Mi corazón empieza a latir más rápido e inmediatamente empiezo a buscar una vía de escape y medios para defenderme. Me critico a mí mismo incluso por estar en esta parte de la ciudad por la noche. ¿Es que no vi esos grupos sospechosos de blancos en cada esquina, bebiendo Starbucks y vistiendo los colores de sus respectivas bandas, sea el turquesa de Gap o el burdeos de J Crew? ¡Qué idiota soy! Ahora el blanco está cada vez más cerca, más cerca y entonces, ufff, pasa de largo sin hacerme daño y respiro aliviado. La gente blanca me da un miedo que te cagas. Puede ser difícil de entender, teniendo en cuenta que soy blanco pero, claro, mi color me da cierta perspectiva. Por ejemplo, encuentro que doy bastante miedo muchas veces, así que sé de qué estoy hablando. Créeme: si te encuentras rodeado de blancos de golpe, vete con cuidado. Puede ocurrir cualquier cosa. Como blancos, se nos ha hecho creer que es seguro estar junto a otros blancos. Se nos ha enseñado desde la cuna que es la gente de otro color a la que debemos temer. ¡Son los que te cortarán el cuello! Sin embargo, cuando examino mi vida, veo emerger un patrón extraño pero inconfundible. Cualquier persona que me ha hecho daño en toda mi vida, el jefe que me despidió, el profesor que me cateó, el director de la escuela que me castigó, el chico que me dio en un ojo con una piedra, el ejecutivo que decidió no renovar TV Nation [N. Del T. programa de televisión de gran éxito que dirigía y presentaba Michael Moore], el tipo que estuvo persiguiéndome durante tres años, el contable que pagó mis impuestos dos veces, el borracho que me embistió con su coche, el ladrón que me robó la cadena de alta fidelidad, el contratista que me estafó, la novia que me dejó, la siguiente novia que me dejó aún más rápido, la persona de la oficina que me robaba cheques de mi talonario y los rellenaba con su propio nombre hasta un total de $16.000, cada uno de estos individuos era blanco. ¿Coincidencia? No lo creo. Nunca me ha atacado un negro, nunca me ha echado de mi casa un negro, nunca me ha estafado mi depósito del alquiler un casero negro, nunca he tenido un casero negro, nunca he tenido una reunión en un estudio de Hollywood con un ejecutivo negro al mando, nunca una persona negra le ha negado a mi hija poder escoger la universidad que quería, nunca me ha vomitado encima un chico negro en un concierto de Motley Crue, nunca me ha parado un policía negro, nunca un vendedor de coches negro me ha vendido un trasto, nunca he visto un vendedor de coches negro, nunca me ha negado un crédito un negro, y nunca he oído decir a un negro "Vamos a eliminar 10.000 puestos de trabajo aquí, tengan un buen día"! No creo que sea el único blanco que pueda hacer estas afirmaciones. Cada palabra dura, cada acto cruel, cada momento de dolor y sufrimiento en mi vida han tenido una cara caucasiana pegada. Así que, ummm, ¿por qué era exactamente que tenía que temer a los negros? Pego una mirada al mundo en que vivimos y, no me gusta ser un chivato, pero no son los afro-americanos los que han hecho de este planeta un lugar tan lamentable y peligroso. Recientemente un titular en la sección de Ciencia del The New York Times preguntaba ¿Quién construyó la bomba H? El artículo continuaba con la discusión de la disputa entre los hombres que proclamaban el mérito de hacer la primera bomba. Francamente, no podía importarme menos, porque ya sabía la respuesta pertinente: ¡Fue un hombre blanco! Ningún negro ha construido o usado jamás una bomba diseñada para exterminar vastas cantidades de gente inocente, sea en Oklahoma City, en Columbine o en Hiroshima. No, amigos, siempre son los blancos. Hagamos un repaso: ¿Quién nos trajo la peste negra? Un hombre blanco. ¿Quién inventó el PBC, el PVC, el PBB y tantos otros productos químicos que nos están matando? Hombres blancos. ¿Quién empezó cada guerra en la que han participado los EE.UU.? Hombres blancos. ¿Quién inventó la papeleta electoral con tarjeta perforada? Un hombre blanco [N. Del T. referencia al fraude electoral en Florida en las últimas elecciones presidenciales norteamericanas] ¿De quién fue la idea de contaminar el mundo con el motor de combustión interna? Del blanquito, ese fue. ¿El Holocausto? Ese tío sí que dio mala fama a los blancos. ¿El genocidio de los americanos nativos? El hombre blanco ¿La esclavitud? ¡Blanquitos! Las empresas estadounidenses echaron a 700.000 personas en el 2001. ¿Quién ordenó los despidos? Los directivos blancos. Mencionad cualquier problema, enfermedad, sufrimiento humano o la miseria abyecta que sufren millones y os apuesto 10 pavos a que puedo ponerle una cara blanca más rápido que vosotros podéis nombrar los miembros de 'NSync [N. Del T. grupo rapero negro]. Y sin embargo, cuando pongo las noticias cada noche, ¿qué es lo que veo una y otra vez? A negros supuestamente matando, violando, robando, acuchillando, en bandas, destrozando cosas, protagonizando disturbios, vendiendo drogas, haciendo de chulos, prostituyéndose, teniendo demasiados niños, sin padres, sin madres, sin Dios, sin dinero. "El sospechoso ha sido descrito como un hombre negro...el sospechoso ha sido descrito como un hombre negro...EL SOSPECHOSO HA SIDO DESCRITO COMO UN HOMBRE NEGRO...". No importa en qué ciudad esté, la noticia siempre es la misma, el sospechoso siempre el mismo hombre negro no identificado. Hoy estoy en Atlanta y os juro que el retrato-robot de la policía del sospechoso negro en la tele parece exactamente el mismo que vi en las noticias anoche en Denver y la noche anterior en Los Angeles. ¡En todos los retratos frunce el ceño, en todos es amenazador, en todos lleva el mismo gorro de punto! ¿Es posible que el mismo hombre negro esté cometiendo todos los crímenes de América? Creo que nos hemos acostumbrado tanto a esta imagen del hombre negro como depredador que este lavado de cerebro nos ha arruinado para siempre. En mi primera película, Roger & Me [Roger y yo], una mujer blanca que cobraba de la beneficiencia mataba a un conejo a golpes para venderlo como "carne" en vez de como animal de compañía. Me gustaría tener un penique por cada vez que alguien, en estos diez años pasados, venía y me decía lo "horripilante" que había sido ver a ese "pobre conejito" golpeado en la cabeza. La escena, me decían, les ponía físicamente malos. La Asociación de Cinema Estadounidense le dio a Roger & Me la calificación de "Para mayores de 18 años" en respuesta a la muerte de ese conejo. Me escribían profesores para decirme que tenían que editar esa parte y sacarla de la película si querían mostrarla a sus alumnos. Pero menos de dos minutos después de que la mujer del conejo realizara su hazaña, venía una escena, real, en que la policía de Flint, Michigan, mataba a un hombre negro que llevaba una capa de Superman y tenía en la mano una pistola de juguete. Nunca, ni una sola vez, me ha dicho nadie: "No puedo creer que mostraras cómo disparaban a un hombre negro en tu película! ¡Qué horrible! ¡Qué desagradable! No pude dormir durante semanas". Al fin y al cabo, sólo era un negro, no un conejito taaan bonito. El consejo de calificación no vio absolutamente nada malo en esa escena. ¿Por qué? Porque es normal, natural. Nos hemos acostumbrado tanto a ver matar a negros (en las películas y en las noticias) que lo aceptamos como procedimiento normal. ¡Ya ves! Eso es lo que hacen los negros, matar y morir. Vaya. Pásame la mantequilla. Es extraño que, a pesar del hecho que la mayoría de los crímenes los cometen los blancos, siempre asociamos caras negras a lo que pensamos como "crimen". Pregunta a cualquier blanco quién temen que pueda entrar en su casa o hacerles daño en la calle y, si son honestos, admitirán que la persona que tienen en mente no se parece mucho a ellos. El criminal imaginario en su coco se parece a Mookie o Hakim o Kareem, no al pecoso Jimmy. No importa cuántas veces sus congéneres blancos dejen claro que es el hombre blanco al que hay que temer, simplemente no acaba de penetrar en la conciencia. Cada vez que sale en la tele una noticia de otro tiroteo en una escuela, siempre es un chico blanco el que está haciendo la masacre. Cada vez que pillan a un asesino en serie, es un demente blanco. Cada vez que un terrorista pone una bomba en un edificio federal, o que un loco hace que 400 personas beban Kool-Aid [N. Del T. marca de refrescos norteamericana, que ofrece mil y un sabores diferentes], o que un letrista de los Beach Boys hace una arenga para que media docena de imberbes asesinen a "todos los cerdos" de Hollywood Hills, sabes que es un miembro de la raza blanca con sus viejos trucos. Entonces, ¿por qué no huimos corriendo despavoridos cuando vemos a un blanco que se acerca? ¿Por qué no recibimos al candidato blanco que se presenta a un puesto de trabajo con "Vaya, mmm, lo siento, no hay ningún trabajo ahora mismo."? ¿Por qué no nos preocupa que nuestras hijas se casen con blancos? ¿Y por qué el Congreso no intenta prohibir las letras peligrosas y ofensivas de Johnny Cash ("Maté a un hombre en Reno/sólo para verlo morir"), las Dixie Chicks ("Earl tenía que morir"), o Bruce Springsteen ("Maté todo lo que se cruzó en mi camino/no puedo decir que me arrepienta de lo que he hecho") ¿Por qué ese interés en las letras de los raps? ¿Por qué los medios no sacan letras tales como las siguientes, y cuentan la verdad? "Vendí botellas de pena, luego escogí los poemas y novelas" (Wu-Tang Clan), "Gente, usad vuestros cerebros para ganar" (Ice Cube), "Una madre soltera viviendo de la beneficiencia...dime cómo lo hiciste" (Tupac Shakur), "Intento cambiar mi vida, lo ves, no quiero morir siendo un pecador" (Master P). Los afro-americanos han estado en el peldaño más bajo de la escala económica desde el día en que los arrastraron aquí encadenados. Cualquier otro grupo inmigrante ha podido avanzar desde el fondo hasta niveles más altos de la sociedad. Incluso los americanos nativos, que están entre los más pobres de los pobres, tienen menos hijos viviendo en la pobreza que los afro-americanos. Probablemente pensaras que las cosas habían mejorado para los negros en este país. Al fin y al cabo, teniendo en cuenta los avances que hemos hecho en eliminar el racismo en nuestra sociedad, uno pensaría que los ciudadanos negros habrían visto aumentar su nivel de vida. Una encuesta publicada en el Washington Post en julio de 2001 mostraba que entre el 40 y el 60% de la gente blanca pensaba que la persona negra media lo tenía igual o mejor que la persona blanca media. Piénsalo mejor. Según un estudio de los economistas Richard Vedder, Lowell Gallaway y David C. Clingaman, los ingresos medios anuales de un norteamericano negro son 61% menores que los del blanco. Es la misma diferencia porcentual que en 1880. No ha cambiado absolutamente nada en más de 120 años. ¿Quieres más pruebas? Piensa en lo siguiente: - Los pacientes negros que sufren ataques al corazón tienen muchas menos posibilidades que los blancos de que les pongan un catéter cardíaco, independientemente de la raza de sus médicos. - Los blancos tienen cinco veces más posibilidades de recibir tratamiento anti-coagulante de emergencia después de sufrir un infarto - Las mujeres negras tienen cuatro veces más posibilidades de morir durante el parto que las blancas - Los niveles de desempleo negros han sido más o menos el doble que el de los blancos desde 1954. Entonces, ¿cómo hemos podido los blancos salirnos con la nuestra ? ¡La ingenuidad caucásica! Resulta que éramos muy tontos. Llevábamos el racismo abiertamente, como idiotas. Hacíamos cosas realmente obvias como poner señales en los servicios que decían SOLO BLANCOS. Hacíamos que los negros se sentaran al fondo del autocar. Les prohibíamos ir a nuestras escuelas o vivir en nuestros barrios. Tenían los peores trabajos (anunciados como SOLO NEGROS) y dejábamos claro que, si no eras blanco, te íbamos a pagar un salario menor. Bueno, esta segregación abierta, exagerada, nos metió en muchos problemas. Un grupo de abogados engreídos fue a los juzgados. Remarcaron que la decimocuarta enmienda no permitía tratar a nadie de forma diferente por su raza. Al cabo del tiempo, después de una larga procesión de fracasos judiciales, manifestaciones y disturbios, captamos el mensaje: si queréis ser racistas con éxito, mejor encontrad una forma de hacerlo con una sonrisa en la boca. Incluso nos sentimos tan magnánimos como para decir "Claro que podéis vivir en nuestros barrios, que vuestros hijos pueden ir a nuestras escuelas. ¿Por qué no, demonios? Al fin y al cabo, ya nos íbamos". Sonreímos, les dimos una palmadita en la espalda y corrimos a refugiarnos en los suburbios. En el trabajo aún tenemos los mejores trabajos, el doble de sueldo y un asiento delante del todo en el autobús hacia la felicidad y el éxito. Hemos hecho trampa en el sistema desde que nacimos, garantizando que los negros fueran a las peores escuelas, previniendo así que fueran a las mejores universidades, y preparándoles el terreno para realizarse sirviéndonos el café con leche, arreglando nuestros BMWs y recogiendo nuestra basura. Oh, sí, algunos se cuelan, pero pagan una tarifa extra por el privilegio: el médico negro que lleva un BMW es detenido continuamente por la policía; la actriz negra de Broadway no puede encontrar un taxi después de la estruendosa ovación; el analista financiero negro es el primero en ser despedido a causa de la "antigüedad". Nosotros los blancos merecemos algún tipo de premio al genio por esto. Nos enrollamos con el rollo de la inclusión, celebramos el aniversario del Doctor King, nos molestan las bromas racistas. No olvidamos nunca mencionar a "mi amigo -que es negro-...". Nos aseguramos de poner a nuestro único empleado negro bien visible en la recepción para poder decir "Lo veis, nosotros no discriminamos, contratamos a gente de color". Sí, somos una raza ingeniosa, astuta, ¡y vaya si no nos ha ido bien! Me pregunto cuánto tiempo tendremos que vivir con el legado de la esclavitud. Sí, correcto, he sacado el tema. ESCLAVITUD. Casi puedes oír los lamentos de la América blanca cuando sacas el tema de que aún sufrimos el impacto del sistema de esclavitud. Bueno, lo siento, pero las raíces de la mayoría de nuestros males sociales se pueden buscar directamente en este capítulo enfermizo de nuestra historia. Los afro-americanos nunca tuvieron la oportunidad de tener las mismas oportunidades que el resto de nosotros. Sus familias fueron destruidas con toda intención, se les extirpó su lenguaje, su cultura y su religión. Se institucionalizó su pobreza para que recogieran nuestro algodón, para que lucharan nuestras guerras, para que nuestras tiendas permanecieran abiertas toda la noche. EE.UU. tal como lo conocemos no habría llegado a ser nunca lo que es si no fuera por los millones de esclavos que la construyeron y que crearon su vibrante economía, y por los millones de sus descendientes que siguen haciendo el mismo trabajo sucio para los blancos hoy en día. No es que estemos hablando de la antigua Roma. Mi abuelo nació justo tres años después de la Guerra Civil. Sí, mi abuelo. Mi tío-abuelo nació antes de la guerra civil. Y yo sólo tengo cuarenta y pico. Claro, parece que la gente en mi familia se casa tarde, pero el hecho permanece: sólo estoy a dos generaciones de la época de la esclavitud. Eso, amigos míos, no es "hace mucho tiempo". En el vasto espacio de tiempo de la historia humana, fue ayer mismo. Hasta que nos demos cuenta de esto, y aceptemos que hoy tenemos la responsabilidad de corregir un acto inmoral que aún tiene repercusiones hoy en día, nunca eliminaremos la mancha más grande en el alma de nuestra nación.
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